miércoles, 18 de enero de 2012

Alan Sillitoe: La soledad del corredor se fondo (1959)

Tal vez el peso está en la intensidad de estas pequeñas historias. En la extensión limitada es posible acotar esa intensidad, controlar sus efectos: pensar en qué más hará en su vida el protagonista de La soledad del corredor de fondo, te hace sentir que piensas en tonterías, a nadie le importa más allá de lo que Sillitoe decide contarte. Un libro corto o un relato largo que adelanta libros y finales del tipo Trainspotting, y sigue la línea o lleva a Inglaterra esa expresión de la calle que viene del Voyage au bout de la nuit de 1931. Celine está en esa lengua sin pelos pero está también esa tranquilidad del cansado, del derrotado por las cosas.
A veces me pregunto dónde está esa célula de la verdadera literatura y no sé si preguntar eso es como preguntarse por la pauta, por la marca de la belleza. Sin dudar puedo decir, a una lista de títulos, cual es literatura y cual se queda en el camino, pero por qué me es tan fácil hacerlo. Es inconsciencia o la sensación de que a las otras obras les falta algo que es tal vez una marca, una cicatriz que queda aunque solo tú la veías. Supongo que esa cicatriz es la revelación, algo se subleva a través de la lectura como a través de una música, da igual que al principio le prestes poca atención, de pronto un giro muestra la marca, ¿no? Debe ser algo así.
Otras cuestiones aledañas se cruzan: 1. La obra maestra soporta las traducciones: Flaubert, Celine, Proust, Bukowski, Borges, seguro que Onetti del que no puedo imaginar una traducción. 2. Esa tinta invisible que te dice que hay obra maestra más allá de que a ti te guste o no. 3. La obra maestra lo es en sí contra el tiempo. 4. Obras nuevas que repiten el estilo de la maestra muestran esa mancha pese a que no conozcas el original y le impiden serlo. Una obra maestra lo es pese a que se componga y venga de todo lo anterior. 5. En la obra maestra prevalece la intención  del autor, es necesaria y es presente, pero ese hallazgo no depende de la intención del autor, cuántos tenían la intención, las ganas, la conciencia y les faltó la obra. 6. La obra es una obra total, se cruza de unos a los otros libros del autor, pero no todos son la obra maestra.
Faltan cuatro para hacer un decálogo, menos mal, no era esa mi intención. La cosa es que en este pequeño libro hay algo de esa libertad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario