viernes, 25 de marzo de 2011

J.D. Salinger: Levantad, carpinteros, la viga del tejado (1955)

Sigo pensando en este título, frente a los otros títulos de Salinger. Qué buscaba con esta alegoría. No puede ser otra cosa.
en lo demás se trata de una historia divertidísima. Me inquieta este humor del autor que encuatras siempre, ahí detrás, esa fina risa que hay detrás de todo lo grave que nos encontramos en la vida: una forma dulce y amarga de criticar la vida contemporánea, la gravedad que intentamos infundir a los actos más banales para refejar una especie de luz, un peso específico a nuestras acciones más insulsas.
El peso, la realidad, está en el cigarro que deja unos de los invitados apagado sobre el cenicero. ese acto en más real que la ceremonia de una boda para Seymour.

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