domingo, 20 de marzo de 2011

J.D. Salinger: Franny y Zooey (1955 y 1957)

Ahí, en una mesa, en una habitación con llena de libros apilados y en cajas, sobre esa mesa entre otros libros, están apilados los cuatro que me prestó Luis Somoza: Nueve cuentos, Franny y Zooey, Levantad, carpinteros, la viga del tejado, y El guardián entre el centeno.
Y así, he empezado por Franny y Zooey: cómo imaginar que esta novela sin apariencia de serlo, "descuidada", como dice el autor en su dedicatoria, me iba abrir las puertas a un autor que me había llenado de pereza. Pereza por la desconfiada fama hacia su novela El guardián entre el centeno, que vi pasar entre mis amigos a una edad en que no me interesaba casi nada y que luego cuando tú me hiciste buscar, o distraerme de mi miedo a buscar, ya me pareció como leer El hobbit en edades que sobresalgan de los márgenes de seguridad que conforman los catorce y los veinte años. Esa era, para mí, la edad para The Catcher in the Rye. Y aunque sigo sin haber leído la novela tal vez cuando la lea aprenda que no hay edad para nada y que no hay edades buenas o malas para leer un libro o subirse a un avión. Tiempo de aprender que hay una sola y breve vida. Mucho me ha hecho pensar Una breve historia de casi todo.
Al principio me confundió cierto caos descriptivo, que fue tal vez un periodo de acomodación al tono de los personajes. Pero luego fui conociendo a Franny, su delicadeza, y que su caos era interior. Una primera parte o una nouvelle que se resume en una espera, la de Lane, el "amigo" de Franny, en una estación de tren, y la escena en un restaurante. Todo está ahí, ese plato que Franny no toca durante todo el almuerzo y poco más, el mundo que los hombres creamos dentro de nuestras cabezas.
Franny nos habla del ser humano y sus imposturas esconde a su autor para decir cosas como:
Esto es en parte lo terrible del caso. Quiero decir que no son verdaderos poetas. Solo son gente que escribe poemas que se publican e incluyen en antologías por todas partes, pero no son poetas.
Salinger que a lo largo del libro desnuda y critica sus propios pensamientos, critica su actualidad y se pone en duda, dice y descalifica esa seguridad en el decir.

Luego Zooey. La novela, es incorrecto decirlo puesto que ya se ha desnudado antes, con la voz de salinger que nos plantea ciertas dudas y algunas normas de lo que va a narrar a continuación. Se dice familia de los Glass, nos da los personajes al modo del libreto teatral y nos deja con la imagen de una bañera en la que Zooey está fumando y leyendo una carta de su hermano Buddy. Y ya Zooey, la madre que entra en el baño para hacer algo en el espejo y le habla a él al otro lado de la cortinilla, y Franny. Nada más, también está  omnipresente y desaparecido Seymour, el hermano mayor que «se suicidó mientras estaba de vacaciones con su esposa en Florida. De estar vivo, hubiera cumplido treinta y ocho años».
Hay algo que no está y está en todo y que te engancha a la familia Glass en un domingo como este. Las opiniones de una familia que Zooey define:
Somos anormales, eso es todo. [...] Somos la Dama Tatuada, y no vamos a tener un solo minuto de paz en todas nuestras vidas hasta que todos los demás también estén tatuados.
Una familia o un gen erróneo lleno de carácter que pasa a través de todo y ese es, claro, su atractivo:
Hago que todo el mundo sienta que en realidad no desea realizar un buen trabajo, sino que sólo desea hacer un trabajo que sea considerado bueno por todos aquellos a quienes conoce: los críticos, los patrocinadores, el público, incluso la maestra de sus hijos. 
Una novela que me ha llevado a donde ha querido y por donde ha querido. Su fuerza y su decisión y su manera temeraria. Si yo escribiera, si una vez me preguntaran cómo titularía yo mi libro, no importa qué contenga dentro, lo titularía La dama gorda de Seymour.
No me importa dónde actúe un actor. Puede ser en un repertorio de verano, puede ser en la radio, puede ser en la televisión, puede ser en un maldito teatro de Broadway, lleno de la gente más elegante, mejor alimentada y más tostada por el sol que te puedas imaginar. Pero te diré un terrible secreto... ¿Me escuchas? No hay nadie allí que no sea la Dama Gorda de Seymour. Eso incluye a tu profesor Tupper, hermana. Y a todas las docenas de sus malditos primos. No hay nadie en ninguna parte que no sea la Dama Gorda de Seymour.  
A la hora de comer en la que como casi todos los domingos no he comido, el libro de las Nine Stories de Salinger y en internet algunos cuentos sueltos de cuya existencia he leído y que creo que no encontraré tan fácilmente, aunque las librerías o la biblioteca me abrieran la puerta por el sistema de urgencia.

1 comentario:

  1. Acabo de leer Franny y Zooey tras El guardián entre el centeno y Nueve cuentos, estoy completamente de acuerdo contigo y tengo que decir que me encanta Salinger.

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