lunes, 14 de junio de 2010

Michel Houellebecq: Plataforma (2001)

Tenía curiosidad por leer la que creía era la segunda novela de Michel Houellebecq. No lo es, por lo visto la segunda es Lanzarote, pero con todo lo que más me interesaba es ver cómo se las apaña uno después de haber escrito algo complejo, pretencioso, para hacer algo que esté al nivel. Digo pretencioso en el buen sentido de la palabra: para escribir, para crear, es necesario tener pretensiones, querer llegar más allá, y la apuesta futurista del final de Las partículas elementales era complicado de emular sin resultar repetitivo.
Bueno, la novela es mejor y peor que la anterior. No consigue el ascendente final de la otra, el aporte futurista que la convierte (todo a mi modo de ver, sobra decirlo de continuo) en más duradera. Pero luego es mejor en la construcción de los personajes: los hermanos Djerzinski eran demasiado complicados, sus vidas abusaban de la sordidez y a veces costaba saber de cual de los dos te estaba hablando —y en algo se tienen que diferenciar dos mediohermanos...
Aquí Valérie es un personaje más complejo y Michel Djerzinski sólo lo logra el el repaso del personaje al que obliga la coda final y que a su vez desdibuja para siempre a su hermano Bruno.
Interesante, entretenida, eróticamente hablando mejor también que la consecución del Brave New World de Huxley en el que encuentra a la vez su mayor acierto literario. Aquí mi sorpresa es el poner el centro en el turismo sexual y el juego que hace con el lector de amor/odio, comprensión/rechazo en el que te hace pensar. Y eso es la novela.

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