Una novela de fácil lectura que me hubiera gustado más de no tener tan próxima la comparación de Las partículas elementales y Plataforma. Pero esa es la enseñanza: cómo ha crecido como escritor. Houellebecq ha creado aquí a su personaje sin atributos, a su modelo del fracaso, y luego lo ha hecho crecer en sus siguientes novelas con un argumento fuerte.
Tal vez sólo al final de la segunda parte intuye esa necesidad de un suceso o un pensamiento brutal, algo que arranque al lector, que lo levante. Pero falta algo más otro capítulo que nos sorprenda y cierre y construya ese cresccendo al modo de la novena.
Un buen título o una buena traducción del título, o eso me parece: que es mejor el título en español que el Extension du domaine de la lutte. Así, veo también en internet que en inglés han titulado Atomised a Las partículas elementales... Bueno, no deja de ser una tradición cargarse una obra con un título lleno de ignorancia: en España somos pioneros con los títulos de películas. Pero ese es otro tema, lo importante es que el lector busca, no sabe a dónde se dirige, encuentra signos, hitos que marcan el camino.
Ampliación del campo de batalla habla, como Bartleby y compañía hace unos días, de Maupassant pero no sé cual de sus obras habría leído Veronique. Sólo sé que este paso no es erróneo:
Conozco la sensación; sentí lo mismo hace dos años, justo después de separarme de Veronique.Eso dice en el capítulo ocho de la segunda parte. Hecho cuentas. El libro se publicó en 1994.