viernes, 7 de octubre de 2011

J.D. Salinger: Seymour Glass, relectura de Hapworth (1965) y An Introduction (1959)

Releer a Salinger es una forma de aprender de uno mismo, ya sé que esto suena pedante o excesivo, o las dos, pero cuando leo a esos personajes que solo él sabe construir aprendo cosas, cosas que me van a servir. Aunque eso no es lo principal, la utilidad, o sí porque hablo de una utilidad íntima. 
Una lectura guiada, un libro que es íntimo y que si se editara sería un monstruo contra la naturaleza como el que sale de publicar a Borges en dos volúmenes, poesía y prosa, como si lo otro no fuera lo uno y al revés, desnaturalizando El hacedor, o el Elogio de la sombra
He ordenado para mi un libro con los relatos de la familia Glass. Asís Guillén me contó algo de lo que son los niños Glass, pero no me he enterado bien, creo que me decía que se llamaba así a esos pequeños con una mente por encima de los que se han dado en llamar (pasará esta acepción) superdotados, que se llama así a los seres en los que permanece la conciencia clara de sus vidas previas... pero no recuerdo, fue una charla a la salida de un sitio, ya casi despidiéndonos hasta otra semana.
Por eso me he planteado una lectura ordenada hacia esa iluminación, no mía por supuesto, sino la de los niños Glass. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario